Este año, el Festival de cine infantil Ojo al piojo, en su quinta edición, organizó el “Pequeño encuentro de grandes realizadores” y tuvimos la enorme suerte de ser invitados a participar como Taller de Animación.
Así que el 14 de julio salimos rumbo a Rosario con Iris, Ale y Tadeo. Mientras esperábamos la combinación en Zapala, aprovechamos a visitar el Museo Olsacher de Ciencias Naturales. Un lugar recomendable para sumergirse en el tiempo, pegadito a la Terminal.Después de un viaje bastante largo, llegamos al día siguiente a Rosario. Qué bueno es descubrir nuevos lugares; otras arquitecturas, otros paisajes, otra vegetación. En la terminal, fuimos recibidos cálidamente por Cristian, quien nos acompañó hasta el hotel donde alojaríamos durante tres intensos días.
Luego del almuerzo, asistimos a la primer función de cine del Festival. Allí pudimos compartir cortometrajes realizados por adultos, chicos y chicas de diferentes lugares junto con algunos de los cortos realizados en el Taller en una calidad de imagen y sonido fascinante.
A la tarde, siempre guiados, atendidos y cuidados por Ale, el Mono y Luz, nos reunimos con el grupo de El Globo Rojo de Santa Fe, y el del Taller de cine El Mate, de Vicente López, para iniciar los talleres de intercambio. El Mate, luego de mostrarnos un video con imágenes de la vida cotidiana en su Escuela de Cine, a la que asisten más de 200 chicos y chicas de todas las edades, nos propuso el desafío de filmar una escena incluyendo la realización del guión a partir de una consigna simple. Fue todo un trabajo de producción en equipo a toda velocidad y contó con el debut de nóveles promesas actorales.
El Globo Rojo nos presentó El engaño, un corto de terror realizado en su taller con una gran producción, muy divertido y a la vez bastante espeluznante. Luego nos propusieron un juego creativo que consistió en construir un personaje continuando el trabajo que había iniciado el compañero o la compañera que teníamos a nuestro lado en una rueda. Los resultados nos asombraron a todos por la fuerza disparadora que tiene la creación colectiva.
A la mañana siguiente, el trabajo fue en La escuela para Animadores de Rosario. Un lugar fantástico. Al entrar, tuvimos una visita guiada por un museo de la animación, de la mano de Diego, dibujante y animador.
Luego, asistimos a una demostración de animación digital en 2D a cargo de Ezequiel González, un capo autodidacta de 17 años y, seguidamente, pudimos tomarle el gustito a las computadoras y las tabletas gráficas, con la asistencia del maestro.
Y luego nos tocó el turno a nosotros. Presentamos a nuestro taller ubicando a Aluminé con algunas imágenes que creíamos representativas y luego mostramos el trabajo que venimos realizando desde el año pasado. Después de la presentación, nuestra propuesta de trabajo consistió en realizar rápido un stop motion con objetos, jugando a verlos de una manera diferente a la habitual, como lo hicimos con Tapa tapita tapón o Enamorados.
A la tarde, después de las proyecciones, nos invitaron a visitar la Isla de los Inventos. Un lugar maravilloso, pero medio complicado en vacaciones de invierno. Igualmente, la pasamos muy bien!
El viernes a la mañana, pudimos realizar una visita guiada, al monumento de la bandera. Tuvimos un excelente repaso de historia y hasta algunas novedades, como el perro genéticamente diseñado –en los 70!- para vivir en la Antártida.
También pudimos subir a la terraza del monumento, desde donde pudimos contemplar casi toda la ciudad y la inmensidad del Río Paraná.
El sábado ya era el día de ir pegando la vuelta, unas horas antes del cierre del Festival, por el horario del micro, así que adelantamos la despedida. Pero como si todo lo vivido en estos días hubiese sido poco, nos avisan que íbamos a recibir una mención especial por el corto ¡Splash!, y en el hall del Cine nos adelantaron el certificado. También nos regalaron una copia de la película El viaje de Gaia (realizada y recién estrenada en Rosario) para ver en la Escuela y el librazo Haciendo dibujitos en el fin del mundo, para seguir aprendiendo.
A la mañana siguiente, el trabajo fue en La escuela para Animadores de Rosario. Un lugar fantástico. Al entrar, tuvimos una visita guiada por un museo de la animación, de la mano de Diego, dibujante y animador.
Luego, asistimos a una demostración de animación digital en 2D a cargo de Ezequiel González, un capo autodidacta de 17 años y, seguidamente, pudimos tomarle el gustito a las computadoras y las tabletas gráficas, con la asistencia del maestro.
Y luego nos tocó el turno a nosotros. Presentamos a nuestro taller ubicando a Aluminé con algunas imágenes que creíamos representativas y luego mostramos el trabajo que venimos realizando desde el año pasado. Después de la presentación, nuestra propuesta de trabajo consistió en realizar rápido un stop motion con objetos, jugando a verlos de una manera diferente a la habitual, como lo hicimos con Tapa tapita tapón o Enamorados.
A la tarde, después de las proyecciones, nos invitaron a visitar la Isla de los Inventos. Un lugar maravilloso, pero medio complicado en vacaciones de invierno. Igualmente, la pasamos muy bien!
El viernes a la mañana, pudimos realizar una visita guiada, al monumento de la bandera. Tuvimos un excelente repaso de historia y hasta algunas novedades, como el perro genéticamente diseñado –en los 70!- para vivir en la Antártida.
También pudimos subir a la terraza del monumento, desde donde pudimos contemplar casi toda la ciudad y la inmensidad del Río Paraná.
El sábado ya era el día de ir pegando la vuelta, unas horas antes del cierre del Festival, por el horario del micro, así que adelantamos la despedida. Pero como si todo lo vivido en estos días hubiese sido poco, nos avisan que íbamos a recibir una mención especial por el corto ¡Splash!, y en el hall del Cine nos adelantaron el certificado. También nos regalaron una copia de la película El viaje de Gaia (realizada y recién estrenada en Rosario) para ver en la Escuela y el librazo Haciendo dibujitos en el fin del mundo, para seguir aprendiendo.
Así que cómo no estar tan agradecidos con todo el equipo del CAR y de Ojo al Piojo por generar estos espacios para crecer, aprender e intercambiar. El viaje de regreso se hizo largo, pero volvimos con la alegría de los momentos compartidos con los otros grupos.
Es importante mencionar que para poder concretar el viaje, se pidió a la Legislatura de Neuquén el aporte de los pasajes para los alumnos que viajarían. Esto se consiguió gracias a la intermediación de Sandra Osorio para presentar la nota que enviamos y, fundamentalmente, a una activa gestión de Olga Guzmán en Neuquén para lograr que este aporte se hiciera efectivo. Finalmente, un agradecimiento especial a Lucía González que, desde la coordinación del CAI de la Escuela N°165, acompañó, facilitó y agilizó todo lo que hubo que hacer para organizar el viaje.
A todas, a todos, ¡GRACIAS!
No hay comentarios:
Publicar un comentario